La Congregación de Religiosas de María Inmaculada Misioneras Claretianas fue fundada en 1855 en Santiago de Cuba, por María Antonia París y San Antonio María Claret, quienes movidos por la acción del Espíritu Santo llevaron una intensa actividad evangelizadora. En nuestros fundadores se destaca un fuerte celo apostólico y una gran vocación de Iglesia que los orientaron a trabajar incansablemente en el anuncio de la Ley Santa del Señor, con un amor incondicional a la Iglesia y con una identidad misionera muy viva que les permitieron ser creativos y audaces en captar los signos de su tiempo para dar respuesta a las necesidades de su contexto. Esta herencia misionera  fundamenta nuestra labor en el campo de la educación continuando con el carisma en “trabajar hasta morir en enseñar a toda criatura la Ley Santa del Señor”, en “enseñar y hacer fácil el camino a los demás con las armas de la justicia y el ejemplo”, en “procurar plantar y grabar en el corazón de los niños el más puro y tierno amor de Dios y del prójimo que es la plenitud de la ley”, en “cumplir hasta un ápice lo que nos enseña Jesús en el Evangelio”, en formar una sola familia y un solo corazón” y que al estilo de París y Claret, eduquemos con todos nuestros sentidos. A través de la educación cristiana nos proponemos la formación integral de la niñez y juventud, según el mensaje de salvación. La síntesis entre cultura y fe hemos de realizarla en armónica coherencia entre fe y vida, a fin de hacer que nuestros centros educativos sean lugares privilegiados del anuncio y vivencia de los valores evangélicos.

Al estar la escuela claretiana enmarcada en la misión evangelizadora de la Iglesia, fundada por Cristo para dar continuación a su misión salvadora, requiere tanto de la congregación como de los educadores, la entrega generosa de la propia vida en esta misión, la capacidad para trabajar con otros renunciando a lo propio en aras de un proyecto común, la atención de situaciones cada vez más complejas en la educación de los estudiantes y la relación con las familias, el esfuerzo por mantener vivos los ideales educativos. El objetivo evangelizador permanece en nuestro tiempo, ya que atiende a la humanización y personalización, al servicio de lo más urgente, oportuno y eficaz a través de la educación en valores, de la formación sistemática en la Catequesis, procurando inculcar amor a Dios y al prójimo, de la oración y escucha de la Palabra de Dios

 

*Nuestra MISIÓN como Centros Educativos claretianos, inspirados en San Antonio María Claret y María Antonia París, es MOTIVAR una acción educadora evangelizadora en la que se PLANTE y GRABE en cada comunidad educativa:

–  El anuncio de la “Buena Nueva” con alegría y esperanza en cada proceso de enseñanza-aprendizaje.

– La promoción de la formación integral de niños, niñas y jóvenes, capaces de denunciar la injusticia, críticos de su realidad y comprometidos en su transformación desde los valores del Reino.

 

 *Nuestra VISIÓN como Centros Educativos en CLAVE PASTORAL es:

  • Una comunidad educativa que vivencie la experiencia de una sola familia y un solo corazón, fraguada en el amor de Dios y María Inmaculada, que participe en el hacer con otros y el compromiso misionero.

  • Docentes en continua formación, capaces de promover proyectos educativos que respondan a lo más urgente, oportuno y eficaz, en términos de justicia, humanización y dignificación de las personas como hijos de Dios.

  • Educandos identificados con el carisma claretiano, emprendedor y comprometido con una sociedad en permanente cambio, como testimonio de vida.